La experiencia de usuario (UX) y sus principios de diseño
Piensa en la última vez que comiste en un restaurante. ¿Qué tipo de cocina servían?, ¿qué te hizo elegir ese restaurante en particular?, ¿cuál fue tu primera impresión al entrar?, ¿tuviste que esperar hasta que te llevaron a una mesa disponible?, ¿cómo estaba organizada la carta?, la comida ¿llegó rápido? ¿sabía bien? ¿estaba bien presentada?, el sevicio ¿fue agradable y eficiente? ¿te cobraron rápido y sin problemas?, ¿volverías otra vez?
Tus respuestas a estas preguntas, incluyendo todos los alti-bajos emocionales, abarcan tu experiencia como usuario del restaurante, el concepto user experience.
Sin embargo, generalmente cuando usamos este término UX (User eXperience) nos referimos a la experiencia de una persona cuando utiliza un producto/servicio digital o tecnológico. La implicación es que esa experiencia ha sido pensada y diseñada, y puede ser siempre mejorable (al menos potencialmente). Podríamos definirla como "las percepciones y respuestas de una persona que resultan del uso o interacción con un producto, sistema o servicio tecnológico".
El trabajo del UX designer consiste en estar dentro del cerebro del usuario. Este proceso interminable requiere mantener presente la experiencia de usuario antes, durante y después de que el diseño del producto esté completo, y para el caso que nos ocupa (el desarrollo web y de aplicaciones móviles) hay que investigar, probar y equilibrar todas las decisiones y pasos que el usuario realizará en el producto.
Para guiar la toma de decisiones en el diseño UX de tu web o app debemos seguir los siguientes principios, que son simplemente las cualidades que a nuestro cerebro le gusta encontrar al utilizar un producto:
1. Comprensión: “Un buen diseño debe ser fácil de asimilar.”
El cerebro no debería tener que gastar mucha energía para saber qué está mirando. La gente a veces necesita que la guíen para tomar decisiones, así que un menú bien organizado con alguna jerarquía (tamaño, color, iconos) o una guía de uso presentada con pasos escalonados, puede ayudar a resaltar las opciones más comunes, lo que permite a alguien encontrar lo que está buscando rápidamente. Debemos considerar todas las decisiones que le estamos pidiendo tomar al usuario al utilizar nuestro producto para llegar al objetivo (acción, compra o consumo, por ejemplo).
2. Transparencia: “Un buen diseño debe ser claro.”
Aparte de entender el significado propio de las palabras, es necesario que el usuario entienda el valor real de las mismas. Ser poco claro acerca de tu producto o servicio no te va a llevar a ganar ningún cliente o fan. Un buen consejo es seguir esta regla de oro: “Explica las cosas como te gustaría que te las explicaran a ti”.
3. Confianza: “Un buen diseño debe ser honesto.”
Antes de pedirle a alguien que realice una acción, debemos hacer todo lo posible para ayudarle a entender por qué es necesario. Ser sincero en las explicaciones genera confianza en cada paso, llevando al usuario más fácilmente hasta el objetivo.
4. Familiaridad: “Un diseño innovador puede ser impresionante, pero un diseño que retiene al usuario es mejor.”
Las directrices de una plataforma en concreto existen por una razón. Aunque puede parecer que diseñar una app que se vea exactamente igual cuando pasas de una plataforma a otra es el objetivo principal, debemos intentar respetar los detalles característicos de cada sistema operativo, puesto que el uso de patrones, iconos y estilos de presentación nativos es una excelente manera de hacer sentir cómodo al usuario utilizando tu producto.
5. Satisfacción: “La idea ya no es suficiente, la ejecución es lo que gana la guerra.”
Cuanto más haya ejecutado el equipo de diseño, menos tendrá que hacerlo el usuario, es decir, cuanta más simplicidad pueda traer el diseño a un problema complejo, más satisfecho estará el usuario con su solución. El súmmum se alcanza cuando el usuario olvida que el producto es un “producto”, cuando está tan encantado que lo percibe como algo útil en su vida.
Por último, un consejo, "ponte del lado del usuario". Es fácil juzgar la experiencia de usuario de tu producto, siempre y cuando seas honesto contigo mismo. Ponte en su piel y considera lo que supone realizar cada acción dentro de tu web o app para el cerebro de una persona que esté agotada tras un día de trabajo, por ejemplo. ¿De verdad te apetecería dar a “siguiente”?
Resumiendo, la experiencia de usuario es fundamental a la hora de valorar el nivel de satisfacción total de los usuarios de una web o una aplicación móvil. Si es una buena experiencia, estarán encantados y volverán, si es una mala experiencia, tus usuarios no solo no regresarán, sino que se lo dirán a sus amigos ... y lo que es peor, a Google.